Diseño para todxs

 Hay ciertos personajes que descubrimos, y nos hacen pensar y repensarnos; replantearnos como seres sociales, consumidores y también, por qué no, como creadores.
Así me pasó con William Morris. Como les conté hace poquito a través del instagram de la marca, Morris fue arquitecto, diseñador y maestro textil. Además de traductor, poeta y novelista.Todas estas actividades, las desarrolló siguiendo una línea de ideales más que interesante y con la que me encuentro muy identificada.
  
 Este londinense trajo a su actualidad, una forma de producción que reivindicaba las manos del artesano y la producción consciente. Desempolvó técnicas antiguas, generando así un llamado de atención a la forma de consumir.¿Por qué compramos? ¿Quién hace lo que compramos? ¿Disfruta esa persona de su trabajo? ¿Considero bello o útil lo que compré, o fue una acción automática? Preguntas que parecen actuales, de avanzada para la época en la que vivió Morris. (1834-1896)

   Frente a una producción en cadena y a una sociedad cada vez más industrial, Morris defendía el trabajo artesanal. Para él, en la producción masiva, el trabajador se convertía en una máquina más, perdiendo así derechos y aptitudes, dejando a un lado el sentido artístico, para convertirse en un eslabón más del sistema productivo.   En 1861, junto a otros artistas fundó la empresa de decoración Morris, Marshall, Faulkner & Co., que se dedicó a la producción de vidrieras, tapices, alfombras y artículos de artesanía en general, diseñados por los propios artistas y confeccionados manualmente.    Frente al trabajador industrial, que no tenía ningún contacto personal con sus materiales, el artesano medieval sentía, según Morris, el trabajo como alegría y como belleza. 
    En contraposición a una sociedad que se movía cada vez más rápido, las ideas de Morris y todo su grupo de trabajo eran un stop para el frenesí de consumo.

  El tiempo mágicamente se detenía, para que una persona realice con sus manos, un objeto para otra persona. Todo estaba pensado, y hecho con corazón. El artesano disfrutaba el proceso y la persona que adquiría el producto tenía, en sus manos, un objeto único, bello y útil.

    Con este movimiento de artes y oficios (o arts & crafts) pretendían hacer llegar la cultura a las áreas menos pudientes de la sociedad.
    William Morris estuvo muy cerca de los ideales marxistas y anarquistas, y más de una vez, se lo ha tratado de utópico.    
    Me encantaría que viera, hoy en día, cómo de a poco, la sociedad y la gente más joven está dedicándose a generar productos de forma consciente. Tuvimos que atravesar, sí, una etapa de consumo masivo y sin cuestionamiento. Pero, de repente, te invito a que cuentes, ¿cuántas personas conocés que ejerzan un oficio? ¿cuántos amigxs tuyos, renunciaron a grandes empresas que no lxs valoraban, para jugársela por un emprendimiento o un nuevo ideal? Me gusta creer que la utopía de Morris no está tan lejos de la realidad y que cada vez somos más lxs que queremos ponerle un freno al tiempo y mirarnos las manos.

  Una de las cosas más lindas que me pasó estando de viaje fue poder ver en persona las herramientas que usaba este grupo para trabajar. Desde sellos tallados en madera, a telares para hacer tapices inmensos. Uno más bello que el otro. Uno más durable que el otro
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  Es hermoso cuando el arte y las ideas se entrelazan, generando un movimiento que cambia la historia, y que sirve y servirá como puntapié para volver y repensar el arte y la sociedad, eternamente.




"No quiero arte para unos pocos como no quiero educación para unos pocos, o libertad para unos pocos."

"El arte es la humanidad hecha oficio, el resto es esclavitud"

 William Morris




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